Durante las travesías en aguas abiertas, el mayor peligro al que nos enfrentamos posiblemente sea el abordaje por otra embarcación (que no sea otro kayak claro).
Somos indetectables por el radar (salvo que llevemos un reflector) y a poco que el agua esté un poco picada también somos prácticamente invisibles para barcos grandes (los realmente peligrosos).
Otra cuestión es la poca maniobrabilidad que tiene un gran barco que va a velocidad de crucero. Vamos, que nos tenemos que preocupar nosotros.
Hay un método sencillo para ver si estamos en rumbos de colisión. Consiste en tomar referencias en diferentes momentos del ángulo de nuestro rumbo en relación a la otra embarcación, (demora o marcación).
Si no hay modificación de los grados en el tiempo y permanecen constantes los rumbos y velocidades, nos pasará por encima. Esto es independiente de la diferencia de velocidad entre ambos y sus rumbos.
Hay un método sencillo para ver si estamos en rumbos de colisión. Consiste en tomar referencias en diferentes momentos del ángulo de nuestro rumbo en relación a la otra embarcación, (demora o marcación).
Si no hay modificación de los grados en el tiempo y permanecen constantes los rumbos y velocidades, nos pasará por encima. Esto es independiente de la diferencia de velocidad entre ambos y sus rumbos.
Ante esta situación, el proceder de cada embarcación en función de sus características se establece en el Reglamento Internacional para Prevenir Abordajes.... pero claro, nosotros somos kayakistas, no nos contemplan específicamente (lo que no nos exime de conocer la norma), y como además no nos ven y somos los que nos llevaríamos la peor parte, mejor realizamos nosotros las modificaciones necesarias.
Este estaba fondeado..... claro. Si lo vemos venir desde esta perspectiva y a esta distancia ..... malo!
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