A lo largo de los años he gastado bastantes chalecos.... Hasta ahora he usado modelos específicos de kayak de mar, siempre de alta gama (me gusta lo bueno, es un problema que tengo). En estos momentos sin embargo he cambiado a un modelo de
aguas bravas muy técnico, pues tiene una distribución de volúmenes muy buena, y es perfecto para maniobras y meterse en líos, por su comodidad. Eso si, prescindo del arnés, pues los
remolques largos y cortos en mar no lo precisan, al usar mis propios cabos.
Los buenos chalecos de mar tienen un espacio destinado al walkie, que suele ser un bolsillo específico, con salida para la antena y además la opción de llevarlo fuera en algún enganche multiuso (cuchillo walkie etc...).
En mi opinión la radio, como elemento de seguridad que es, debe estar accesible en todo momento y utilizable con una mano, pues es muy posible que necesitemos la otra para otras cuestiones. Además, el mayor problema que tenemos los kayakistas en el uso del VHF es nuestra poca altura sobre el agua. Independientemente de la potencia de salida de nuestro equipo, el alcance y la recepción está fundamentalmente condicionadas por la altura de la antena, pues las ondas de radio se propagan de manera que hay comunicación entre dos puntos si no hay ningún objeto entre ellos. Basta con que tengamos olas para tener problemas. Por eso, la antena debemos llevarla siempre lo más alta posible. Para mi, el sitio está en la hombrera del chaleco, lado izquierdo preferiblemente, pues esquimoteo normalmente por la derecha.
Los chalecos de aguas bravas no suelen tener espacio para fijar el walkie, por lo que hago esta entrada para mostrar una de las muchas maneras que hay de preparar un sistema para llevar nuestro equipo de radio.
Soy bastante maniático con el material, normalmente, cuando estreno chaleco, lo primero que hago es ajustarlo a la mayor comodidad, y le doy un par de puntadas a las correas para que ya no se muevan. El chaleco lo llevo muy alto, necesito la cintura libre para los movimientos en las maniobras y espacio para que el cabo de remolque que llevo en su bolsa a la cintura no tropiece con el chaleco y moleste.
Pues bien, entrando ya en materia, lo más simple para disponer de un enganche para la patilla del walkie es usar una hebilla sencilla de la medida adecuada. Puede ser metálica o de plástico.
Hay diferentes formas de sujetar la hebilla a la hombrera, para mi la mas limpia es utilizar una cinta cosida a la hebilla, que fijamos por detrás de la hombrera haciéndola pasar por el mismo canal de las cintas del propio chaleco.
La cinta negra de la hebilla la cosemos por detrás, a la propia cinta de la hombrera. Podemos ajustar la longitud a nuestro gusto. Todo queda recogido, sin posibilidad de enganchones. En nuestra hombrera izquierda ya tenemos una pieza plástica en donde entra la patilla del walkie, y queda a la altura que mas nos conviene.
Aún nos queda una última cosa. Para asegurar que el aparato no se mueve de su sitio, aunque estemos dando volteretas bajo una ola orillera con mala leche, lo mejor es disponer un poco más abajo de la hebilla de un anillo de cabo elástico. Para mi el diámetro ideal es 4 mm, la longitud será la que de un buen ajuste al cuerpo del walkie, una vez en tensión.
Para evitar nudos, lo mejor es coser el cabo elástico, cubriendo el empalme con un trozo de funda termorretractil, que nos asegura una buena terminación. De todas maneras el empalme no se verá pues queda detrás de la cinta. Si somos muy mijitas, un par de puntadas aquí también lo dejan en el sitio para siempre.
Se puede ver el resultado, sin walkie, que estéticamente no es malo. El anillo de cabo elástico queda recogido cuando no está en uso por debajo de la hebilla grande de la cinta.
Con el walkie sujeto, la situación es muy accesible y no molesta en ninguna maniobra.