En un principio, hablar de
navegación nocturna en kayak es una incongruencia, pues en este país no está
permitido por la legislación. Sin embargo, podemos navegar tras la puesta de
sol en otros territorios sin problemas. Además, tampoco es raro que en
cualquiera de nuestras travesías nos “pille el toro” y no concluyamos la ruta
en el tiempo previsto, teniendo que navegar de noche para llegar. Moraleja: hay
que dominar el tema.
Aprovechando la cualificación para el BCU 5* realizado en Anglesey recientemente y las estupendas fotos de Jorge y
Juan compañeros de aventuras y responsables de Kayak Fuerteventura vamos a tocar un poco el tema.
Lo primero que hay que saber es que
la mar de noche no tiene nada que ver con el día. No solo porque “no se ve un pijo”
sino porque las sensaciones son muy distintas, nuestra situación sobre el agua y
el paleo es diferente (no vemos venir las olas) cuesta ajustar nuestra percepción
de las distancias… etc.
Nuestras referencias visuales son
las luces y si hay suerte, el contorno de la costa. Los instrumentos de navegación
de nuestra cubierta (carta, compás, lápiz y reloj) imprescindibles, y hay que entrenarse
en su uso a la vez que navegamos con el grupo. Lo normal es que el guía sea el “navegante”,
aunque puede ser otro miembro del grupo, pero siempre debe haber una persona que
marque la ruta.
Es importante estudiarse a fondo la
carta, y las indicaciones luminosas que utilizaremos, generalmente boyas y faros
que tienen su secuencia de luces definida en la carta.
El guiado del grupo sin visibilidad
obliga a navegar cerca unos de otros. Si hay dos guías, el navegante irá al frente
y el segundo a la cola del grupo, para evitar que nadie se descuelgue. Es bueno
que nos identifiquemos todos por medio de señal luminosa (lo ideal son las bastones
de luz química de diferentes colores), un color para los miembros y otro para los
guías, también podemos usar uno o dos bastones del color de guía para diferenciar
al que va primero del que cierra el grupo. La mejor disposición de esta luz es en
la línea de vida tras la bañera.
Nuestro trayecto estará marcado
por rumbos, si es posible a elementos identificables, siempre es mejor establecer
varios rumbos en etapas que hacer una tirada muy larga, salvo que nuestro destino
sea claramente identificable desde nuestra posición.
Cuando no vemos nuestro destino en
la costa, una opción inteligente es tomar un rumbo corregido, de manera que lleguemos
a la costa antes del punto y accedamos a este siguiendo la línea del litoral (así
evitamos pasarnos).
Además del rumbo, la forma de medir nuestra distancia paleada es contar el tiempo. Es una estimación poco fina, pero no hay otra, salvo que podamos tomar enfilaciones o marcaciones a elementos identificables desde nuestra posición y en la carta (esto es sin duda lo más exacto). Contamos los minutos que paleamos en cada rumbo, estimando una velocidad menor a la que el grupo desarrolla durante el día
Además de nuestras luces "de posición" hay que llevar frontal para poder ver a nuestro alrededor y consultar los instrumentos/carta. Es bueno que la luz sea potente y tenga opciones de color blanco y rojo (el guía puede marcar también su espalda cuando lo estime, poniéndose el frontal hacia atrás en luz roja).
La mejor manera de mantener el grupo unido es que el guía inicie numeración (grita: uno) y el resto de los miembros grita su número, uno detrás de otro. Esto se hace de vez en cuando y sabemos que estamos todos juntos, aunque no nos veamos (muchas veces es mejor palear con el frontal apagado).
En la ruta que pongo aquí de ejemplo, pasamos el canal de entrada de ferry al puerto. Si de día, habitualmente hay que tener mucho cuidado con el paso de los canales de navegación (cruzándolos juntos y a 90º) ni que decir tiene que de noche hay que estar especialmente atentos.
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