sábado, 8 de febrero de 2025

Viajar en kayak de mar o en bicicleta...?

En nuestra sociedad de país del norte, cada vez hay más personas que valoran experiencias de descubrimiento y aventura al aire libre. Un chispazo que antes teníamos pocos, ya no es algo excepcional, posiblemente  consecuencia de la evolución social en países desarrollados.


Desde luego, aún hay mucha gente que privilegia la vida sedentaria y ve el esfuerzo físico muy alejado  de sus objetivos vitales. Solo hay que ver lo que la mayoría entiende por vacaciones, concepto asociado al descanso físico y a la "buena vida", que muchas veces quiere decir comer y beber, sin más. 



El resto del año, en que se trabaja para vivir, la ley del mínimo esfuerzo también esta presente para esta mayoría. 

En su defensa hay que decir, que estamos fabricados para eso, para sobrevivir, principalmente. Nuestro cuerpo es contrario al esfuerzo, que supone un estrés para el organismo. 

Tenemos la biología de nuestros antepasados que debían vivir con pocos recursos, y el gasto calórico estaba minimizado, reservándolo para la caza o la recolección, o especialmente cuando debíamos huir a toda prisa de un animal peligroso y cosas así. En esas situaciones, un buen autochute de adrenalina nos ponía a tope sin pensarlo, pero eso de cansarse y exponerse sin necesidad... 

Los del "chispazo" que hablamos al principio, son sin embargo, gente que ha integrado la actividad física en su vida de manera cotidiana, simplemente porque quieren, alineando objetivos personales de manera diferente, quieren hacer cosas aunque cuesten y luchan contra miedos, que nuestro propio cerebro se encarga de recordarnos constantemente.

El mundo es grande, aunque no hace falta irse lejos para tener las vivencias que te aporta el viajar. Y digo viajar, no hacer turismo. El viaje te hace crecer, conociendo gente diferente o de otras culturas, simplemente con otro punto de vista, o cambiando solo el enfoque físico en sí.  

Es increíble lo diferente que es un territorio si lo recorres costeando por el mar, que mirando ese mismo mar desde la costa. 

Si viajas además de manera autosuficiente y por tus propios medios, las sensaciones mejoran mucho, especialmente la de la libertad. Avanzas o te paras cuando quieres, vas o vienes donde quieras. Si te desplazas con un vehículo de tracción humana, te da tiempo a integrarte  con el paisaje y el paisanaje.

Sin ir lejos, una microaventura de 2-3 días moviéndote a pie, en bicicleta, o patinete te hará conocer un territorio de una manera totalmente diferente, que si lo haces en un vehículo a motor, que generalmente te limita mucho más el itinerario. En el primer caso, la velocidad es más "humana".

El mismo paralelismo podemos hacer si nos movemos en la mar, no tiene nada que ver navegar en un ferry, en una lancha rápida, incluso en un velero, que hacerlo en kayak, moviéndote con tus propias fuerzas y paleando por rincones de la costa que son exclusivos para nosotros, ya que ninguna otra embarcación es capaz de pasar por ahí.


Y sí, el perfil personal de viajero o viajera en bicicleta, es el mismo que el de los kayakistas de travesía. Con ambos vehículos te relaciones de manera íntima con tu entorno, y son perfectos para el medio natural,  no dejan rastro a su paso, no molestan a la fauna ni hacen ruido. Llevamos con nosotros todo lo necesario para ser autónomos.

Y si además, el ejercicio físico que requiere este desplazamiento, mejora tu cuerpo con el inevitable proceso de entrenamiento que se produce, ganando salud... y haciéndote mirar al mundo con una sonrisa ... 

Nos vemos en el agua y en los caminos...!  

martes, 24 de diciembre de 2024

sábado, 7 de diciembre de 2024

Madrid-Hondarribia. Nuevo viajito en bikepacking

Otra vez salida desde el punto kilométrico cero en la Puerta del Sol de Madrid en dirección a la costa, en esta ocasión hacia el norte. Al igual que otra ruta anterior ya realizada en la dirección contraria hasta Cádiz, inspirado en el proyecto"elkilometrocero". Este proyecto ya tiene cuatro rutas gravel radiales en la península. 

Viajando en solitario, he seguido su recorrido, con alguna licencia por cuestiones logísticas. En resumen han salido 650 kilómetros, con 7280 metros de desnivel positivo. El tiempo en movimiento ha sido de 34 horas y 25 minutos.


Saliendo de la meseta, el desnivel negativo ha superado al positivo, esto, junto con la idea de hacer el camino a mi ritmo, supuso que entre Madrid y Hondarribia pasaran cinco jornadas disfrutonas, con un total de 104 horas lineales, de salida a llegada.

La primera jornada consistió en una subida constante, ya que había que pasar la sierra al norte de Madrid.


En esta época ya hace un poco de fresco al inicio y al final del día, y tampoco hay demasiadas horas de luz. Pero tenemos en este país un territorio increíble para viajar en bici. La idea era no pedalear de noche. 

En Canencia, tras bajar del puerto, desayuno. Todo sabe especialmente bueno tras una buena pedaleada.


Todo el viaje por el monte siempre solo, excepto el cruce de algún que otro animal frente a mi rueda.


La subida a Somosierra, por Robregordo, ambiente otoñal.



El paso entre provincias de Madrid a Segovia, por el macizo del Pico del Lobo y Sierra Cebollera, un poco complicado de encontrar.


El bosque en otoño con la luz del ocaso, si cabe, más bonito.


De Segovia, pronto a Burgos, con un cielo limpio, aunque ya se sabe que aquí se fabrica el frío. Poco antes de llegar a Santo Domingo de Silos pasamos el desfiladero de la Yecla.


Port aquí algunos tramos de pista rápida que hay que aprovechar para subir la velocidad media... y disfrutar de como rueda una gravel.


Lo bueno no dura mucho, recorriendo algún trozo del Camino del Cid hay que recortar que el caballero lo hizo a caballo...


Estamos haciendo el camino en plan señor, durmiendo y comiendo como nos merecemos. Por cierto, aquí se puede ver que transporto suficiente equipo, en la bici.


Burgos capital y luego Atapuerca, por aquí hay que volver con más tiempo. que lo merece.




Ya en La Rioja, cambia el paisaje y aparecen las pistas eternas entre viñedos.


Esa jornada acabó entre la niebla, buscando la conexión con la carretera...


..bueno, en realidad acabó mejor...


En el fondo de los valles, la niebla lo cubre todo, el rio Ebro, apenas se ve al pasar de La Rioja a Euskadi por carretera.




Algunos trayectos por via verde, estas fotos son de la del Vasco-Navarro para llegar a Estella-Lizarra.



Túnel típico de vía verde, perfectamente mantenido y cuidado.


Los hotelitos bikefriendly ganan el corazón de cualquier cicloviajero.




La última subida importante del viaje, el Puerto de Urbasa.



Tiempo cerrado.


El sol de abre camino


Pincho de tortilla en Zegama, me encanta esta población y el ambiente de su maratón de montaña, que me traen recuerdos de mi época de trailruner, aunque tengo la espinita clavada de no haber podido conseguir plaza para correr aquí...


Como es normal, ambiente cerrado y lluvia en el norte. 


La llegada al Faro de Higer ya oscuro y diluviando. También muy buenos recuerdos de este cabo, donde empecé hace ya años la travesía en kayak de mar de la costa cantábrica de la península. 


Hasta la próxima.!