El kayak de mar es una embarcación muy antigua (4000 años). De origen Inuit, para los esquimales era parte fundamental de su vida. El rito de paso de los hombres se basaba en la construcción de su kayak por el clan, cuando alcanzaban su mayoría de edad. Esta embarcación elaborada con estructura de madera recubierta de piel era unipersonal, pues sus diferentes dimensiones, al igual que la pala, se basaban en las medidas antropométricas del palista.

Los kayaks de mar contemporáneos se inspiran en diferentes diseños procedentes de los antiguos pobladores de Alaska, norte de Canadá, y suroeste de Groenlandia fundamentalmente. Cada una de estas regiones evolucionaron sus embarcaciones de acuerdo a las condiciones de su entorno marino y del uso que le daban, básicamente para cazar y pescar.
Un antiguo Inuit fliparía hoy día con los materiales de los kayaks, y las particularidades hidrodinámicas que le confieren, consecuencia sobre todo de su rigidez. El tema etnográfico da para mucho, otro día volveremos a él, hoy lo dejo aquí solo como introducción.

En un primer lugar hay dos filosofías, con timón o sin timón. Independientemente de los gustos personales y la técnica de cada cual, el timón está pensado para permitir al palista dirigir la embarcación sin desaprovechar ni una palada en maniobra que no sea de avance. Es decir, los kayaks con timón serán embarcaciones dirigidas a la velocidad en la mar. Los kayaks sin timón son embarcaciones con más maniobrabilidad y requieren su técnica específica de paleo para mantener un rumbo rectilíneo (normalmente utilizan orza regulable para contrarrestar la deriva producida por el viento). Estos son kayaks más juguetones que permiten giros más cerrados, y palear en peores coindiciones de mar con mayor seguridad


Los kayaks sin timón, son los que han mantenido más puro el concepto de sus antepasados, tanto de diseño, como de manejo. Disponen de mayor curvatura en la quilla (rocker) lo que le permite más fácilmente el giro, para ello es básico utilizar el canteo. Además cuanta menor eslora mojada tenga será más fácil de girar.
Sin embargo no podemos llegar a extremos, un kayak tradicional no debe ser tan abananado que no nos permita mantener una navegación recta. Tampoco debe ser tan corto que nos limite mucho la velocidad, o no nos permita salvar el seno de las olas pequeñas. Una mayor manga nos dará más estabilidad, al igual que un fondo de casco más plano, pero tampoco hay que llegar al límite. El extremo de la maniobrabilidad es el kayaksurf, con un casco corto, ancho, plano y curvo.
Además de todo lo anterior, cada sección del casco da una características particulares. Los cascos en V proporcionan una buena estabilidad navegando, pero tiene el inconveniente que en los planeos, cuando bajamos rápido una ola, tiende a hacerlo sobre uno de los lados, autofrenándose con su ola de proa. Los cascos planos son más lentos pero dan mucha estabilidad... siempre que estemos en mar plana. En el momento en que una ola nos pille de lado nos inclinará al ponerse el casco en el mismo ángulo (el kayaksurf lo evita clavando el canto afilado en la ola). El mejor compromiso en kayak de mar es pues un mixto entre V y redondo, que nos dará maniobrabilidad y velocidad. Permitiéndonos mantener adrizada la embarcación con nuestro paleo.
Jugando pues con estas cuestiones: eslora mojada, rocker, manga y sección de casco, nos podemos hacer una idea de como es cada kayak de manera general antes de probarlo. De todas formas, hasta que no lo hagamos no podremos comprobarlo, porque hay otro elemento fundamental, que no se refiere al casco. Es el volumen total y su distribución a lo largo de la embarcación. Esto, asociado a nuestro propio peso y el del kayak nos dará una imagen completa. Pero de volúmenes hablamos también otro día, junto con la obra muerta.
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